Por otra parte, vuestro principal recurso como escritores es la variedad. Para casi todo lo que escribáis, y en concreto para el diálogo, nunca perdáis de vista esa variedad. Podéis escribir conversaciones que se acerquen más al monólogo y combinarlas con discusiones que casi parezcan escenas de lucha con palabras, o incluir un poco de charla insustancial en la que aflore alguna idea relevante.

