Así volvemos a la idea de que la ambientación debe estar al servicio de la historia. Ya sea si os proponéis utilizar epígrafes o canciones como hacía Tolkien, o si queréis que la curva de aprendizaje sea suave o escarpada, al final la cuestión se reduce a definir lo que pretendéis hacer con vuestra historia y a cómo la ambientación puede mejorarla.

