El segundo matiz es que cuando hablo de motivaciones no me refiero a los objetivos. Para mí son ideas distintas: cuando se logra un objetivo, la historia termina, pero las motivaciones siguen presentes. Y como autor, con estas últimas es mucho más fácil transmitir al lector quién es de verdad el personaje. Por ejemplo, un objetivo podría ser ganar un campeonato. La motivación sería lo que impulsa al personaje a ganar ese campeonato. Es bueno darle un objetivo, pero la motivación hace comprender al lector por qué quiere participar en ese campeonato y, en realidad, ahí es donde reside la mayor
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