la transición médica y el aborto o la contracepción tienen que ver —o deberían tener que ver— con la autonomía corporal de la persona, su derecho al bienestar mental y la libertad de construir su propio futuro, desafiando los roles de género dominantes. (Roles de género que, por si hay que recordarlo, sitúan a las mujeres como vasijas de bebés y a las personas trans como amenazas a la separación rígida de los roles sexuales de hombres y mujeres, de los que depende el patriarcado.)