He conocido a personas que querían mantener su nombre de nacimiento «unisex» (por ejemplo, Alex), que me han dicho que han sufrido presiones para adoptar legalmente un nombre distinto debido a «las normas de la clínica». Es en esta clase de situaciones donde se pone de manifiesto la observación de Ruth Pearce de que los médicos se convierten en «expertos en el género»: la exigencia de que las personas trans adopten un nuevo nombre legal supone en muchos casos tener que salir del armario en todos los ámbitos de la vida antes de empezar con el tratamiento hormonal. Aunque esto le puede funcionar
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