More on this book
Community
Kindle Notes & Highlights
No solo es más que agradable verte, mi compañera, sino que es un placer mirarte.
—Una cosa que puedo prometerte, mi Serena, es que una vez que hayas estado con un Ordosiano, no querrás más a los hombres humanos —susurró en un tono ronroneante que me desordenó por dentro. Jadeé incrédula ante tan escandaloso alarde. —Dulces sueños, mi compañera —dijo Szaro antes de que pudiera responder—. Que estén llenos de pensamientos agradables sobre ti y sobre mí.
Eres mi alma gemela. La Diosa te arrancó de las estrellas y te envió a mí. Fuiste hecha para mí y para este mundo. En tu corazón, creo que ya lo sabes. Pero tómate el tiempo humano que necesites. Nada cambiará lo inevitable.
Sí, querida doctora, me he hundido muchas veces en la polla alienígena de mi marido y me lo he tragado. Sabe a miel con una pizca de sal. ¿Algo más que quiera saber?
—¿Y si dijera que es porque me he enamorado perdidamente de ti, y no puedo imaginarme con nadie más, ya que me has arruinado para cualquier otro macho? —pregunté, rodeando su cuello con mis brazos y apretando mi frente contra la suya. —Diría que te lo advertí —respondió antes de capturar mis labios en un beso apasionado.