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A Carl no le resultaba fácil llorar. La última vez fue a los catorce años, cuando una chica le rompió el corazón. Él le había enviado una carta de amor perfumada con la exclusiva fragancia de su madre, y ella se la leyó en voz alta a sus amigas en el recreo y luego la arrojó a la papelera.
Por eso ahora, conmovido, solo sintió un ligero escozor en el lagrimal.
Todo el mundo comete errores de vez en cuando, pero eso no te hace menos lista. Con los errores es cuando uno se vuelve inteligente de verdad.
Porque si eres raro durante mucho tiempo, al final la rareza se vuelve normal, aunque solo sea para uno mismo.
tenía por costumbre retomar cada lectura un cuarto de siglo
más tarde para comprobar si tenía algo nuevo que contarle.
Has estado llorando por dentro, quizá? Es decir, no con lágrimas en los ojos, sino con el corazón. —¿Con lágrimas en el corazón?
—Y si el que llora es el corazón, ¿cómo es que son los ojos los que se ven distintos? —Se avergüenzan, porque se supone que los que tienen que llorar son ellos.
lo que más le dolió fue la decepción.
los helados nos hacen sentir mejor.
Había días que no se arreglaban ni con todo el helado del mundo.
Porque los libros necesitaban a alguien que les mostrara el camino correcto.