Me puse triste porque tenía un cuerpo, un cuerpo que no me pertenecía, que no podía vestir como quería, ni perfumar como quería, ni nombrar como quería. Estaba ahí, con mi cuerpo de hombre, vestida como tal, junto a Mamma Mercy y Ava, que tenía los ojos celestes ahogados de lágrimas, y me sentí triste.

