More on this book
Community
Kindle Notes & Highlights
Los niños merecen una soledad así a veces, un silencio materno, un silencio paterno que les permita codearse con sus pensamientos, mirando una tarde como esta, junto a su perro que de a ratos resopla marcando el tiempo.
Las baladas eran como si salieras a andar en bicicleta por una ciudad vacía, de noche. Así de suaves. Era como si esos negros nos sostuvieran sobre su música, y me sentía tan liviana, tan imposiblemente liviana que la carne cruzó mi pensamiento y me asqueé, me asqueé de no ser música, no sé si me entienden. No música para tocar algún instrumento, sino ser música, ser una canción al menos, y no una persona. Me puse triste porque tenía un cuerpo, un cuerpo que no me pertenecía, que no podía vestir como quería, ni perfumar como quería, ni nombrar como quería. Estaba ahí, con mi cuerpo de hombre,
...more
La sangre orienta la sangre como una brújula. Solo hay que derramar una gota para hacer un río.

