More on this book
Community
Kindle Notes & Highlights
—No estás loca. Levanto la vista. Tiene la cabeza ladeada, los ojos fijos y cristalinos a pesar de la mortaja que nos rodea. Respira hondo. —Pensaba que aquí todos estabais locos —continúa diciendo—. Pensaba que me habían encerrado con una chiflada. Inspiro una bocanada de oxígeno. —Qué curioso. Yo también. 1 2 3 segundos pasan. Esboza una sonrisa tan amplia, tan divertida, tan refrescante y sincera, que es como el estallido de un trueno por mi cuerpo.
Nadie ha pronunciado mi nombre así en 17 años.
Cada día intenté ser lo que ellos querían que fuera. Siempre intentaba ser mejor, pero nunca supe exactamente cómo.
En la celda se filtran tonos rosados y rojizos, y sé que es el principio de un nuevo comienzo. El principio del mismo final. Un día más.
Quizá hoy muera. Quizá hoy vuele un pájaro.
Nos lo quitaron todo. Mi vida. Mi futuro. Mi cordura. Mi libertad.
—Sector 45. Una palabra. Un número.
—Bueno, el asesino eres tú —le suelto—. Supongo que tienes razón. Su sonrisa está atada con dinamita. —Vete a dormir. —Vete al infierno. Aprieta la mandíbula. Se encamina hacia la puerta. —En ello estoy.
—No se te permite morirte de hambre. No comes lo suficiente y necesito que estés sana. No se te permite suicidarte. No se te permite hacerte daño a ti misma. Eres demasiado valiosa para mí.
Posesivo no es una palabra lo bastante potente para describir a Warner.
—Hay muy pocas cosas que no haría por ti.
—Juliette, te he estado buscando desde el día en que te fuiste.
—No te vayas —me dice—. Tus caricias son lo único que evita que pierda la cabeza.
Lo miro boquiabierta, sin saber si echarme a reír o lanzarle algo a la cara.
Su apellido es Kishimoto.