belu

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No quería que frenara. No quería que el coche se detuviera. Por primera vez desde la lectura del testamento me sentí libre. Sin preguntas. Sin suspicacias. Sin nadie que me mirara o no me mirara. Nada más que ese momento, aquí y ahora. Nada más que Jameson Winchester Hawthorne y yo.
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Una herencia en juego (Los juegos de la herencia, #1)
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