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Hay que sonreír, sonreír sin que duela. Hay que reír, reír sin llorar. Hay que llorar, llorar sin temor. Y hay que temer, pero temer sin callar. Porque está bien, porque de todo eso se trata vivir, sentirse fuerte un día como Sansón y al otro tan débil que hasta respirar sea una tortura. Algunos creerán que es patético todo eso, sin embargo, no importa.
hagas las cosas bien o mal siempre hablarán de ti. Lo que importa es que tú sepas quién eres.
la dependencia emocional no es amor, y las personas tampoco somos centros de rehabilitación. Se necesita sanar desde la raíz para amar de verdad.