Nuestra capacidad de ofrecer empatía nos permite mostrar nuestra vulnerabilidad, neutralizar la violencia potencial, escuchar el “no” sin tomárnoslo como un rechazo, reavivar una conversación sin vida e incluso escuchar los sentimientos y necesidades expresados por medio del silencio. Una y otra vez, las personas trascienden los efectos paralizantes del dolor psicológico