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December 8 - December 18, 2023
Roma estaba partida en tres: populares, optimates y socii. Apareció entonces un joven romano, patricio de origen, pero sensible a las reclamaciones de los populares y de los socii, que se percató de que había un cuarto grupo en liza, al que nadie prestaba atención aún: los provinciales, los habitantes de las nuevas provincias que Roma iba anexionándose desde Hispania hasta Grecia y Macedonia, desde los Alpes hasta África.
La venganza no es cuestión de prisa. Es cuestión de determinación, de espera y de asestar un único y certero golpe en el momento adecuado. Ni un segundo antes, ni un segundo después.
«Puedes fingirte cobarde y no serlo, puedes fingirte torpe y no serlo. Lo único importante es la victoria final. Da igual que te llamen cobarde. No entres en combate hasta que creas que puedes ganar. Luego, pasado el tiempo, sólo se recuerda eso: al ganador. Todo lo que pasó antes queda borrado. Recuérdalo, muchacho, y no vuelvas a pelear si no puedes ganar».
—Mi nombre es Tito, Tito Labieno, clarissime vir. Y yo me metí en la pelea porque... porque me parecía injusto que lo lincharan entre todos. —Ah, muy bien: otro valiente estúpido. Normal que os juntéis.
, me tragué mi orgullo, esperé la ocasión adecuada y conseguí la victoria final, que, aprendedlo bien, en una guerra es la única victoria que cuenta: la última.
Muchos que se autoproclaman líderes confunden lo superfluo con lo esencial, no se ocupan de lo que es en verdad importante y conducen a todos al fracaso absoluto.
—No me dejes, Cornelia... No me dejes...
Cuantas más leyes, más corrupción. No se trata de legislar sin fin, sino de asegurarse de que se cumplen las leyes que ya tenemos.
En este juicio, Roma no es Dolabela, Roma no sois vosotros, jueces. Roma y el pueblo de Roma están representados por mí. Y es que hoy, aquí y ahora, Roma soy yo.
La derrota y la victoria es, en ocasiones, una cuestión de perspectiva.

