Si unos, los senadores más conservadores, percibieran que se conduce la acusación con artimañas y no con argumentos, pruebas y testimonios legítimos, podría provocar una reacción incluso violenta por parte de algunos de estos optimates; por el contrario, si la plebe percibiera que la acusación se lleva a cabo con mano torpe, sin diligencia y esmero adecuados, puede ser el pueblo el que termine promoviendo tumultos y desórdenes por las calles de Roma.

