—replicó ella, mientras le masajeaba las sienes—, no, amor mío, tú te volviste loco el día que por mi causa te enfrentaste a Sila. Pero yo te quiero así: loco, un loco que piensa que puede contra todo y contra todos. En especial, un loco que cree que hay que luchar contra un miserable criminal como Dolabela. Yo te quiero así.

