Aquellos que no exploraron y compartieron los preciosos dones que tenían dentro pasaron por la vida sintiéndose miserables, tristes, incómodos con los demás y también enojados. Tenías que desarrollar un talento, dijo la tía Habiba, para poder dar algo, compartir y brillar. Y desarrollabas un talento trabajando muy duro hasta llegar a ser bueno en algo. Podía ser cualquier cosa: cantar, bailar, cocinar, bordar, escuchar, mirar, sonreír, esperar, aceptar, soñar, rebelarse, saltar. «Cualquier cosa que puedas hacer bien puede cambiar tu vida», dijo la tía Habiba. FATIMA MERNISSI, Sueños en el
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