Una democracia deja de ser libre en el momento en que la gente tolera que el poder privado crezca hasta un punto en el que sea más fuerte que el propio estado democrático. Esto es, en esencia, fascismo: que el gobierno acabe siendo propiedad de un individuo, de un grupo de individuos o de cualquier poder privado con capacidad de controlarlo. FRANKLIN D. ROOSEVELT, Discurso a la nación de 1935