Meritxell

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—Entonces, ¿te has enamorado de una griega? Sus labios se ensancharon con cariño y depositó un casto beso en mis labios, impregnándose de su sabor salado. —La griega es a la única mujer a la que he amado. —Hizo una pausa y sentenció—: Y a la que amaré.
Tiziano: La decisión del capo (Tiziano nº 1)
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