Voy a traerles las cajas a todos. —¿Cómo puedes estar segura de...? —Porque soy igual que ellos. Yo tuve la suerte, si se puede considerar así, de entrar de aprendiz con un vendedor de libros que me enseñó a leer porque así sería más valiosa. Me trataba igual que a uno de sus libros, me toqueteaba con las manos sin que a mí me diera tiempo de apartarlas. Pero sin eso, habría aceptado la oferta de tu padre solo para salir de las calles.