Tienes que entender que cuando descubrí lo que tenía que hacer, mi esposa... ya hacía mucho tiempo que se había ido. Había incinerado su cuerpo, había enviado su alma a los cielos. Así que tuve que arreglármelas con lo que pude encontrar. Buscaré una manera de arreglarlo —añadió, aunque yo no había dicho nada—. Mi máquina de la memoria te arreglará.