Yo no pienso ser como mi padre. La próxima vez que venga aquí, traeré tu esquirla, y también las de toda tu familia. Sea cual sea el riesgo que ello suponga para mí. Ya encontraré otras maneras de proteger a los habitantes del Imperio. Lo juro por el cielo, por las estrellas y por el mismísimo mar Infinito. A su espalda crepitó el fuego, como sellando mi promesa con su calor. Numeen simplemente se llevó una mano al pecho y se inclinó. —Buen viento en las velas, emperatriz.