Mis conocimientos son tuyos. Y no me vendría mal que me ayudases. —¿Para cuando regresen los alanga para atormentar a tu reino? —No es una broma, Nisong. Sé que el pueblo se siente inquieto con el gobierno de los Sukai, pero llegará el día en que nos necesitará. Has visto rastros de su presencia a tu alrededor y en nuestras ciudades; ¿cómo puedes dudar de que hayan existido?