Bayan, el emperador tiene una máquina. Nos introduce recuerdos en la cabeza. Contigo ha debido de funcionar mejor que conmigo. Pero todavía no te ha traspasado sus propios recuerdos, te ha insertado los de otra persona. No quiere que seas emperador, quiere serlo él para siempre, dentro del cuerpo que ha fabricado para ese propósito. Bayan se apartó de mí y empezó a pasear nervioso por la habitación.