Voy a entregarme —le dije a Mefi—. Y ofreceré mis servicios. Mefi vino hasta mí y apretó la frente contra mi cadera. —Lo hacemos juntos. He hecho cosas que no les gustarían. —Ya lo creo. —Le revolví el pelaje de la cabeza. Por lo visto, su dominio del habla era cada vez mejor.