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Mi madre supervisaba que yo rezara en español antes de acostarme, porque las oraciones en inglés podían ser herejes y quién sabe si las entendían en el cielo.
Logró su propósito sin dificultad, porque para Josephine había muy poca diferencia entre ambos cultos y, en cualquier caso, ella prefería mantenerse lo más lejos posible de Dios, que tan mal la había tratado desde que nació.
«Es más fácil ser altruista y generoso con la panza llena que con hambre», decían. Nunca he creído eso, porque he visto que tanto la maldad como la bondad se dan en todas partes.
Mamá, mamá, no te vayas —le pedí sin voz, pero un instante después desapareció.
Cuando no estaba trabajando, Fabian me cuidó tiernamente. Me prometió que volveríamos a Brasil en el futuro para una verdadera luna de miel.
Han pasado muchos años desde entonces y todavía el recuerdo de mis tías me arranca llanto; esas mujeres fueron las hadas de mi infancia.
«De lo único que uno se arrepiente al final es de los pecados que no cometió», decía.
El camino de la adicción es recto y bien pavimentado; Nieves lo recorrió rápido.
Para Julián, su hijo era un permanente desencanto, y para Juan Martín, su padre era un bribón vendido al imperialismo yanqui.
Solo había tomado la decisión del nombre: el bebé se llamaría Camila si era niña, Camilo si era niño.
Roy, lívido, hizo pedazos el cheque.
Estábamos en el hemisferio equivocado y desfasados en el tiempo, por eso pagamos un precio muy alto.
Tuve muy poco contacto con cuatro de mis hermanos, que fallecieron hace ya varios años, pero José Antonio fue el árbol grande que me dio protección y sombra desde que nací; él se hizo cargo de mí desde aquella mañana remota en que descubrí a mi padre en la biblioteca.
Lo había buscado y esperado muchos años. Allí estaba la cruz de madera que yo tallé para el primer cumpleaños que le celebramos a Apolonio Toro, cuando mi madre, mis tías y los Rivas estaban vivos, cuando Facunda era joven y yo era una niña.
Las voces contra el régimen militar aumentaron como un clamor ensordecedor, hasta que se agotaron los recursos salvajes para acallarlas.
«no hay camino, se hace el camino al andar»,
¿Sabe qué se le ha ocurrido últimamente? Que, si Dios existe, lo cual según él no es un hecho, sino sólo una opinión, sería marxista. Lamento
adaptándose a una cultura muy distinta a la nuestra. Nada queda del joven revolucionario que escapó de la guerra sucia; se convirtió en un señorón con barriga que vota por los conservadores. Claro, los conservadores de allá están a la izquierda de los socialistas de aquí.
El espejo me revelaba los cambios inevitables de la edad, pero por dentro no los sentía para nada. Como el proceso de envejecer fue paulatino, la ancianidad me tomó por sorpresa. Vejez y ancianidad no son la misma cosa.
Ya no distingo claramente entre el día y la noche, y da lo mismo, porque el dolor y la memoria no se miden en los relojes.

