Kindle Notes & Highlights
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November 16 - November 19, 2021
primera vez que fijé un ojo en ti, supe de inmediato que tenías algo especial, a pesar de no ser más que un simple humano. No sé si fue por cómo tu sombra, proyectada sobre el asiento del coche, parecía más viva que tú, o por la manera en la que revisaste el tambor de tu pistola para asegurarte de que estuviese cargada. Hoy en día aún me pregunto qué me pareció tan maravilloso de todo el paisaje hostil en el que consistía tu persona o qué tenía de hermoso ese semblante eternamente irritado, pero lo que sí tengo claro es que si nuestros caminos se habían cruzado esa noche era por algo más que
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—Por supuesto que es asunto mío. Están tratando de meterte a mis filas, así que agarra ese enorme par de huevos que pareces tener y dime: ¿Qué carajos hiciste, Tared Miller, que estás tan enojado? ¿A quién le jodiste tanto la vida que tuviste qué abandonar la tuya, maldito animal? Ni siquiera tú fuiste capaz de verlo venir.
En vez de ser recibido con la apatía habitual, la gente del distrito te miró con compasión, cosa que te enfadó todavía más. La única persona de la que debían compadecerse ya había cruzado hacia el mundo de los muertos y tú sólo eras la personificación de una injusticia. La idea era tan abrumadora que en cuanto viste la taza con los dibujos de rosquillas sobre tu escritorio, vacía, quisiste dar media vuelta y largarte. Pero el teléfono en tu cubículo sonó.
Además, el más grande defecto de Howard Desdune era que siempre, siempre iba a estar dispuesto a confiar en ti. Al final, asintió.
días, muchacho, ¿qué tal tu noche? El saludo de tu capitán sólo sirvió para agudizar tu jaqueca. —Dios, esta gente quiere verme en prisión… —murmuraste, recuperando tus instintos asesinos—. De la mierda, Howard, ¿qué esperabas? —Yo no te veo tan mal —dijo con infinita paciencia, para luego inclinarse hacia la niña—. Hola, Olivia, ¿qué tal estás hoy, muñeca? —¿Olivia? —ella balbuceó con alegría, quizá reconociendo su nombre, cosa que casi te hizo sonreír. No querías admitirlo, pero más allá de los interminables lloriqueos y los pañales embarrados que no supiste cambiar sin llamar a tu vecino en
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Era la primera vez que alguien prefería estar contigo que con el resto de las personas. Y eso comenzaba a despertar en ti un dejo de satisfacción.
Para todo el mundo era evidente lo que te estaba sucediendo, pero no fue hasta ese día que tú también empezaste a percatarte de ello. Tal vez no compartían un lazo de sangre, tal vez no eras nadie para decidir qué era lo mejor para ella… pero tú eras lo único que ahora Olivia tenía en el mundo. Y aunque fuera difícil creerlo, en su vasta inocencia y ternura, ella también lo sabía.
La sonrisa del joven palideció al igual que su enojo. Miró hacia abajo y, por unos instantes, casi no lo reconociste. Era como si la bestia en su interior se hubiese retraído y ahora sólo quedara frente a ti un hombre desesperado por no saber cómo controlar sus emociones y encontrar la paz interna.
que estabas buscando. —Entonces, si el “practicante” cumple su parte del trato, pero el cliente no paga, ¿este… vínculo toma la vida del niño de todas maneras? —la mujer asintió—. ¿Cómo es eso posible? —Los Guédé lo hacen posible —dijo con naturalidad.
Eras una criatura verdaderamente especial, Hoffman. Tomaste a la bebé de las axilas y la levantaste para que te mirara a la cara. —No le hagas caso a esa vieja bruja —le dijiste con seriedad—. Eres preciosa y nunca voy a dejar que nadie te haga sentir lo contrario, ¿me entiendes? Olivia pataleó de alegría en el aire como respuesta y eso fue para ti suficiente.
librarse de tu agarre. Se arrodilló contra la cuna y revolvió las cobijas hasta sacar a la bebé. —¡N-no, R-Rose! —te impulsaste sobre tus codos—, ¡NO! Ella levantó el cuchillo y puso a Olivia boca arriba. —No… —susurró— ¡NOOOOO! Cuando aquella mujer hundió el filo en el pecho de Olivia, tus heridas dejaron de dolerte, tus pulmones dejaron de intentar respirar. Toda tu vida se detuvo sin más.
No la volviste a ver desde ese día, pero en cuanto ella se marchó, tampoco pudiste ver las cosas de la misma manera. Te enfrentaste a una realidad completamente desconocida para ti, puesto que ahora sabías que existían cosas más allá de tu limitada comprensión. Todo lo que habías vivido aquella noche se grabó en tu piel, en tu corazón y en tus pesadillas, y aunque aún eras lo suficientemente fuerte para no entregarte a la paranoia, tampoco ibas a olvidar que no todo era lo que parecía. Que esos cuentos de terror que escuchaste durante toda tu vida tenían su parte de verdad.
morían en sus brazos, sentían que los habían amado toda la vida. Y para ti, para una persona que jamás había querido, fue una suerte haber vivido un amor que sin tiempo y sin lazos de sangre se volvió eterno. Con todo y el dolor de tu pasado, el resentimiento y el odio que siempre tuviste en tu corazón, Olivia había hecho la diferencia. Olivia siempre sería tu primer amor.