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Nada te trae más de dicha apreciación que estar a punto de perder lo que valoras.
Da igual lo que diga la única persona que sabe algo sobre mi procedencia? —replicó M-Bot, levantando la voz—. Yo creo que sí importa, Spensa. De verdad opino que importa.
Quien avisa no es traidora.
—Concéntrate en lo que podemos lograr ahora mismo
Pero… los relatos nos dicen algo. Sobre nosotros, y sobre de dónde venimos. Son un recordatorio de que tenemos un pasado, una historia. Y un futuro.
A veces es demasiado fácil olvidar las cosas que deberías recordar… y demasiado fácil recordar las cosas que de verdad tendrías que olvidar.
Aprender a aceptar que a veces lo que sientes no es inválido, pero tampoco significa que tengas que actuar según esos sentimientos.
—De nuevo, se supone que debo sentir cosas y luego hacer caso omiso a esos sentimientos. Reaccionar en sentido opuesto a lo que indican. ¿Por qué pasa eso?
—Así es la vida. Pero de vez en cuando, hablarlo ...
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—Porque soy tu amiga, M-Bot. Y eso es lo que hacen los amigos. Compartir.
—Te parece fundamental —dijo Chet— porque es como funcionaba para nosotros. Pero no por eso tiene que ser igual en todas partes.
Es como si… toda la gente fuera un poco más real cuando está en compañía. Puede que juntos nos recordemos unos a otros lo que es estar vivos. Lo que es tener familia.
Así que he escogido una parte del cuerpo donde no salen a menudo, para dar a entender que tu estupidez estira la irracionalidad hasta el punto de ser inverosímil.
A veces una crece hasta ser tan grande y está tan cómoda que le da la impresión de que la caverna debe de ser la adecuada, porque es lo que siempre ha sido. Te acostumbras a ella y estás bien, así que todos los demás deben de estar igual de bien. Resuenas de confianza en ti misma y no haces caso a las rocas sueltas que un día podrían hacer que se derribe la caverna entera, aplastando a todos los cristales que viven allí.
Aquel momento era el más perfecto que había sentido en la vida. Allí los dos, compartiendo nuestras versiones idealizadas del otro, sabiendo que jamás podríamos hacerles justicia pero sabiendo también que no importaba. Porque con solo estar cerca uno del otro, resonábamos y nos convertíamos en algo más, en algo un poco mejor, gracias al conocimiento, al apoyo y a la confianza.
Esta vez no vas a preguntarme para qué sirven las emociones? —Aún estoy dándole vueltas —dijo él—. Pero hoy me limito a… apreciar estos sentimientos. Está bien hacerlo, ¿verdad?
Me enseñó que, aunque a mi gente la desterraran, podíamos seguir siendo fuertes.
Existir era doloroso, pero también era un placer.
—Porque toda senda que tomamos nos cambia,
—Después de vivir con el enemigo —reconocí—, me di cuenta de que no era tan sencillo. No es que descubriera que su causa era justa, ojo. Solo que la mayoría de ellos no eran malvados. Eran gente y ya está. Gente que seguía, sin haberlo pretendido, a alguien que sí era malvado.
No se te puede definir por tus dudas. Solo por lo que haces con ellas.
No pasa nada. Tu dolor es real. Tu pasión es real. Puedes escoger. Está bien
Todos debemos aceptar que tenemos el potencial de hacer cosas terribles. Forma parte de comprender nuestro lugar en el universo, nuestro acervo y nuestra naturaleza. Pero en esa aceptación yace la fuerza, pues el potencial puede rechazarse. Todo héroe que pudo ser un monstruo es más heroico por las decisiones que tomó para emprender un camino distinto.
¿Qué propósito tienen las emociones si la mayoría de las veces tenemos que actuar deliberadamente en contra de lo que nos sugieren?
—Sin emociones contra las que reaccionar —dije—, algunas cosas buenas no podrían existir. —¿Como por ejemplo? —Como por ejemplo la valentía, M-Bot. El miedo engendra la valentía.