—¿Sabes —le susurró Cassian al oído— en qué voy a pensar esta noche? Un ligero sonido debió de salir de ella, porque él sonrió mientras daba un paso a un lado. Le soltó la mano. La ausencia de su calor, de su olor, fue como un jarro de agua helada. Él sonrió, solo había picardía y desafío. —Voy a pensar en esa expresión de tu rostro. —Dio otro paso por el corredor—. Siempre pienso en esa expresión de tu rostro.

