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June 12 - August 2, 2024
Sexo, música y bebida... todo eso ayudaba. Lo sabía porque lo había aprendido ese último año.
Y se ahogaba en vino, música y placer cada noche.
En caso de que tengas una pesadilla y necesites que alguien te lea un cuento —explicó con voz cansina y una media sonrisa bailoteándole en el rostro—. Quizá uno de esos libros obscenos que tanto te gustan.
No pudo evitar el tronar de su corazón al oír esa voz, el desafío en sus ojos, la cercanía y el tamaño de él. Nunca había podido evitarlo. Una vez le había dejado que le acariciara y le lamiera la garganta debido a ello.
«No me arrepiento de nada en mi vida, salvo de eso. De no haber tenido tiempo. De no haber tenido tiempo contigo, Nesta. Te encontraré de nuevo en el próximo mundo... en la próxima vida. Y tendremos ese tiempo. Te lo prometo.»
Si crees que esta tontería del entrenamiento va a tener como resultado meterte en mi cama, estás delirando. —Y agregó con una media sonrisa—: Preferiría dejar entrar a un perro callejero sarnoso. —Oh, no, el resultado no va a ser que yo me meta en tu cama. Nesta disimuló una risita. Victoria lograda. Y estaba llegando a la escalera cuando oyó que canturreaba: —Tú querrás meterte en la mía.
«Odio todo lo que soy. Y estoy tan tan cansada. Estoy cansada de querer estar en cualquier parte, menos en mi propia cabeza.»
Podría ser en cualquier momento, al amanecer con la primera luz —explicó Cassian con una sonrisa pícara—, o cuando me estoy bañando, o incluso después de un largo y duro día de práctica. No ignoró el leve énfasis que puso en «largo» y «duro».
No tenía ni idea de cómo había sucedido, de cómo había pasado de burlarse de Nesta a provocarla con sus propios hábitos de dormitorio. Para luego imaginar la mano de ella moviéndose, masturbándolo, hasta llegar a un instante antes de explotar y saltar de su silla hacia los cielos.
Honestamente, había tantos músculos que no podía contarlos todos. Músculos en sus malditas costillas. Ella no sabía que la gente podría tener músculos allí. Y esos que bajaban por sus pantalones, como una flecha dorada que apuntaba exactamente a lo que ella quería...
La primera vez que vi esa expresión en tu rostro, todavía eras humana. Todavía humana, y casi me arrodillo ante ti. —Su aliento le acarició la oreja y ella no pudo evitar que sus ojos parpadearan para cerrarse. La sonrisa de él le rozó la sien—. Tu poder es una canción, una que he esperado mucho mucho tiempo para escuchar, Nesta.
Demasiado lejos. Ella no debió haberse dejado llevar, no debió dejarlo acercarse tanto. Sin embargo, ella no pudo apartarse. No pudo hacer otra cosa que dejar que pasara de nuevo la nariz sobre su cuello. El impulso de presionar su cuerpo contra el de él, de sentir su calidez y dureza, casi le anuló todo pensamiento racional.
—¿Sabes —le susurró Cassian al oído— en qué voy a pensar esta noche? Un ligero sonido debió de salir de ella, porque él sonrió mientras daba un paso a un lado. Le soltó la mano. La ausencia de su calor, de su olor, fue como un jarro de agua helada. Él sonrió, solo había picardía y desafío. —Voy a pensar en esa expresión de tu rostro. —Dio otro paso por el corredor—. Siempre pienso en esa expresión de tu rostro.
—Vamos a ser tíos. Feyre gimió. —Madre ayuda a este niño.
Ella misma había sudado mientras observaba el entrenamiento, y se preguntaba cómo sería estar entre esos dos cuerpos masculinos, dejándolos convertir toda esa atención letal en adoración hacia ella.
aparecieron los pensamientos obscenos, distrayéndola mientras se dirigía a la biblioteca. La idea de Cassian eyaculando en su boca mientras Azriel la embestía lentamente desde detrás, los dos moviéndose con ella en tándem...
Cassian se rio, su anterior tristeza desapareció. Por ella. Todo por ella.
Nesta puso los ojos en blanco y el gesto fue tan normal que la sonrisa de Cassian se volvió más genuina, esta vez con un toque de alivio. Haces que tu corazón quede a la vista de todos, hermano, dijo Rhys sin volverse hacia Cassian.
—No tenemos tiempo en una noche para todas las cosas que quiero hacerte, que quiero hacer contigo. Cada lugar tuyo que quiero tocar y llenar.
Ella había dicho solo sexo, pero había pensado que al menos podría ser con algunos... abrazos cariñosos. Unos minutos para disfrutar de la sensación de su cuerpo contra el de ella antes de que el orgullo la hiciera ordenarle que se fuera.
Como si la hubieran liberado de una jaula, en la que no se había dado cuenta de que había estado encerrada. En cada escalón hacia abajo, escuchaba esas palabras. «Nunca más.»
No pudo evitar la punzada en el pecho que sintió ante aquella intimidad relajada, aquel afecto y el obvio amor. Muy lejos de ser solo sexo.
¿No te gustó hacer el amor, el sexo, conmigo? Él tragó saliva. —¿Por qué me preguntas eso? La garganta de Nesta se movió. ¿Estaba... estaba realmente tan insegura de él? —Te fuiste muy rápido. Y no has vuelto a buscarme.
—Esto —suspiró ella, mientras sus dedos comenzaron a moverse hacia dentro y hacia fuera de manera lenta y constante— es lo que hago cuando pienso en ti todas las noches.
—¿Quieres ver cómo acabo? ¿O quieres saborearlo? —Saborearlo —le rogó ardiendo por poder lamerla. Ella abrió más las piernas. —Entonces saboréame, Cassian. Su nombre en los labios de ella fue su perdición.
Era tan alucinante que apenas podía soportarlo. Como si estuvieran hechos el uno para el otro.
Te necesité desde el momento en que te conocí. Y ahora que puedo tenerte, no quiero parar.
Se miraron el uno al otro por un largo minuto, por una eternidad. Y luego, para sorpresa y deleite de ella, Cassian se endureció ante sus ojos. —¿Ves lo que me produces? —preguntó él—. ¿Ves lo que pasa cada vez que te miro, todo el tiempo, maldición?
—Recuerdo vagamente que hace algunas semanas te jactabas de que iba a ser yo quien se arrastraría para meterse en tu cama. Pero parece que quien se arrastra eres tú. Los labios de él se curvaron hacia arriba. —Eso parece.
—Eres exactamente tan desagradable como tu hermana dijo que eras. Nesta se rio. —Odio decepcionar.
Sollozó con tanta fuerza que pensó que su cuerpo se iba a romper. Quería que su cuerpo se desmoronara como un huevo roto, quería que lo que quedaba de su alma se alejara de ella con el viento de la montaña.
. No puedo soportar estar en mi cabeza. Me resulta insoportable oír y ver todo, una y otra vez.
No me merecía ese amor. No merezco nada.
Te voy a decir que lo vas a superar —le dijo él—. Que vas a enfrentar todo esto y lo vas a superar. Que estas lágrimas son buenas, Nesta. Estas lágrimas significan que te preocupas. Te voy a decir que no es demasiado tarde. Y no puedo decirte cuándo ni cómo, pero las cosas van a estar mejor. Lo que sientes, esa culpa, ese dolor y ese desprecio por ti misma..., lo vas a superar. Pero solo si estás dispuesta a luchar. Solo si tú estás dispuesta a enfrentarlo, abrazarlo y atravesarlo, para emerger en el otro lado de todo esto. Y tal vez sigas sintiendo ese tipo de dolor, pero por supuesto que
...more
Todo el mundo se merece la felicidad. El camino para alcanzarla no es fácil. Es largo, duro y a menudo se viaja completamente a ciegas. Pero hay que seguir adelante.
No necesitas convertirte en un ideal imposible. No necesitas volverte dulce y simpática. Puedes mostrarles a todos esa mirada de «mataré a mis enemigos», que es mi favorita, por cierto. Puedes conservar esa agudeza que tanto me gusta, ese atrevimiento y esa audacia. No quiero que pierdas esa parte de ti que te define.
Estaré contigo en cada paso del camino —le susurró en la palma de la mano—. No me apartes. Si quieres caminar en silencio durante una semana, está bien. Siempre que me hables al final.
Esperaba una rabia capaz de derribar montañas. No lágrimas suficientes para llenar el lago.
—No puedo arriesgarte a ti.
—Siempre he sido tu amigo, Nesta —dijo con voz ronca—. Siempre.
Se decía a sí misma que no importaba que él nunca se quedara en su cama después para abrazarla. Se preguntaba cuándo se cansaría de eso... de ella. Seguramente se acabaría aburriendo y pasaría a otra cosa.
Nuestras historias merecen ser contadas.
No tengo miedo —le susurró ella a la oscuridad—. Eres mi amiga, y mi hogar. Gracias por compartir esto conmigo.
esta nueva Nesta podría muy bien poner de rodillas a cortes enteras. Reinos enteros.
Volví al día siguiente. Les pedí a los músicos de la Ciudad Tallada que tocaran todo de nuevo para mí, además de algunas de sus favoritas. —Movió la cabeza hacia la esfera—. Y luego fui a algunas de tus tabernas predilectas, donde encontré a otros músicos y les pedí lo mismo...
eres todo lo que yo nunca he sido y nunca seré lo suficientemente buena para ti. Tus amigos lo saben, y lo he cargado conmigo todo este tiempo... que no te merezco.
Desde el momento en que te conocí, te deseé más de lo razonable. Desde el momento en que te vi en mi casa, fuiste lo único en lo que podía pensar. Y eso me aterrorizó. Nadie jamás había tenido tanto poder sobre mí. Y sigo aterrorizada ante la idea de poder perderte... —Hundió
—Quédate conmigo. Un escalofrío lo atravesó, pero él solo sonrió mientras la arropaba a su lado. Y así, abrigada, segura y por fin en casa, en los brazos de Cassian, Nesta se durmió.
Sin siquiera un beso de despedida, él desapareció.
Seguro que no era normal pensar tanto en una persona, necesitarla tanto.

