César Puertas

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Hoy vivimos en un tiempo sin consagración. El verbo fundamental de nuestro tiempo no es «cerrar», sino abrir; «los ojos, pero, sobre todo, la boca». La hipercomunicación, el ruido de la comunicación, desacraliza, profana el mundo. Nadie escucha. Cada individuo se produce a sí mismo. El silencio no produce nada. Por eso, el capitalismo no ama el silencio. El capitalismo de la información produce la compulsión de la comunicación.
No-cosas: Quiebras del mundo de hoy
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