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October 2, 2025
Si el Señor Oscuro está detrás de todo esto, supongo que el de los planes será él. —Sospecho que quienquiera que estuviera en el jardín era un Descendente
No asistí al funeral de Hannes
Pero cuando la neblina vino por nosotros aquella noche, si mis padres hubiesen sabido defenderse, tal vez los dos seguirían con vida.
La expresión que había velado el rostro de Hawke mientras contemplaba a la destrozada pareja también se me aparecía una y otra vez.
el duque debía de estar dando gritos de retorcida alegría por dentro.
El hombre me odiaba a muerte.
—Con mi espada y con mi vida, juro mantenerte a salvo, Penellaphe —dijo, su voz grave y suave. Me recordó a un delicioso chocolate de sabor intenso—. Desde este momento hasta el último, soy tuyo.
—Me va a reconocer. Tendrá que hacerlo cuando me oiga hablar, ¿no crees?
—Eres… —Me miraba con intensidad, sin parpadear. Envainó la espada a su lado—. Eres absolutamente magnífica. Preciosa.
—El miedo y el valor a menudo son la misma cosa. Te convierten en una guerrera o en una cobarde. La única diferencia es la persona que reside en el interior.
La próxima vez que salgas ahí, lleva mejor calzado y ropa más gruesa. Esas sandalias podrían ser la causa de tu muerte, y ese vestido… ser la causa de la mía.
—No nos ha dado ninguna razón para que dudemos de él. Lo sé. Es solo que no lo conocemos y tú eres importante para mí, Poppy. No porque seas la Doncella, sino porque eres… tú.
Esto último me irritaba y me excitaba, cosa que era bastante desconcertante.
—De sangre y cenizas
—El duque te ha pegado —afirmó Hawke—. ¿Eso es lo que quiso decir esa arpía cuando comentó que te habías aficionado a la vara? —Me agarró del brazo y me obligó a girarme hacia él—. ¿Te ha pegado con una vara?
Nuestra proximidad tampoco me beneficiaba lo más mínimo. Como en el Adarve, la forma en que me sujetaba contra él me recordaba a cuando estuvimos juntos en la Perla Roja, y eso era algo que no necesitaba ayuda para recordar.
Y yo quería que ocurriera. Le quería a él.
Y no estarás sola. Yo estaré ahí contigo, y no solo para protegerte.
—Eres muy mala influencia —murmuré, mientras ponía mi mano en la suya.
Hawke cerró los dedos alrededor de los míos. El peso y el calor de su mano fueron una sorpresa agradable. —Solo los malos pueden ser influenciados, princesa.
—Lo he dicho. Y lo diré otra vez. No me importa lo que eres. —Hawke retiró la mano de mi espalda. Un momento después, sentí la palma de su mano apoyarse sobre mi mejilla con una precisión inquietante—. Me importa quién eres.
—Ese no es el tema. No se me permite hacer esto. Nada de esto. No debí hacer lo que hice en la Perla Roja —continué—. No importa si quiero… —Y sí quieres. —Su susurro danzó por mi mejilla—. Lo que quieres es a mí. Me quedé casi sin respiración. —Eso no importa.
¿Y tus cicatrices? Son un testamento a tu fortaleza. Son prueba de a lo que sobreviviste. Son la evidencia de por qué tú estás aquí cuando muchos que te doblan en edad no lo estarían. No son feas. Lejos de eso. Son preciosas, Poppy.
—¿Hawke? —susurré, mi corazón restalló como un trueno—. Bésame. Por favor.
Me agarró de la cintura y me levantó para acomodarme otra vez de modo que mis rodillas quedaran a ambos lados de sus caderas, conmigo apretada contra él. Sus ceñidos pantalones y mi vestido no creaban una barrera real. Podía sentirlo.
Era el duque.
Era la vara con la que me pegaba.
Y por encima de él, escrita en rojo… con sangre… estaba la marca del Señor Oscuro. De sangre y cenizas… Resurgiremos.
El duque de Masadonia estaba muerto. Asesinado.
—Poppy —murmuró, con voz sibilante—. Mírame. —Abrí los ojos, me estremecí por lo que vi. La sangre oscurecía las comisuras de sus labios demasiado pálidos—. Siento no… no… haberte protegido.
Me sumí en la nada más absoluta.
Algunas verdades no hacen nada más que destruir y estropear lo que no son capaces de borrar. Las verdades no siempre liberan a la persona. Solo un tonto al que han alimentado toda la vida con mentiras creerá eso.
—Sé que jamás lo reconocerás —dijo Hawke, la voz baja y gruesa—.
—¿Hawke? —Se detuvo pero no se giró. Mi corazón se había desbocado otra vez—. ¿Te… te quedarías a pasar la noche conmigo?
Por primera vez en mi vida, quería contarle a alguien la verdad de mis cicatrices.
Prométeme que no olvidarás esto, Poppy. Que pase lo que pase mañana, el próximo día, la próxima semana, no olvidarás esto… no olvidarás que esto fue real.