Jaime Llidó Domingo

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Para el joven Felipe, Olivares era un todo un hombre de mundo que había nacido en Roma y tenía tierras en Andalucía. Estaba, además, bien relacionado en la Corte. Solo le faltaba ser grande de España, una dignidad reservada a unos pocos y que el rey concedía a su entera discreción. Fue eso mismo, la concesión de la grandeza de España, lo que simbólicamente le convirtió en valido. Unos meses después de ser proclamado Felipe le pidió en público que se cubriese. Solo los grandes podían llevar el sombrero puesto en presencia del monarca, todos los demás tenían que descubrirse.
La ContraHistoria de España
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