More on this book
Community
Kindle Notes & Highlights
No sabía qué pensar, qué creer ni cómo sentirme. Todas las posibilidades me sobrecogían, tanto como prometían.
necesitaba cerciorarme de que era real. Y lo era. El calor de su piel se filtró hasta las puntas de mis dedos. Mi cuerpo reaccionó, absorbiéndolo, reconociéndolo, zambulléndose en él. Persiguiendo sus movimientos.
Nos miramos durante una eternidad, tan cerca que lo respiraba cada vez que inhalaba. Tan cerca que él me llevaba consigo cada vez que inspiraba.
—Quiero que te quedes —susurré sin apenas voz. Me abrazó contra su pecho y yo me sentí por fin completa—. Quédate. —Sí. —Quédate. —Siempre.
Uno. Dos. Tres... Me encantaba ese espacio entre nosotros. Cuatro. Cinco. Seis... Justo antes de besarnos. Siete. Ocho. Nueve... Sus labios me buscaron, me encontraron, y yo cerré los ojos. Temblando. Sonriendo. Volando alto, muy alto.
Porque, a veces, dejar que suceda es todo lo que necesitas.
Hay gente que cree que somos las circunstancias que nos encontramos en la vida. Otros piensan que somos las decisiones que tomamos cada día. Yo no sé lo que soy, si un cúmulo de circunstancias o un puñado de decisiones. Quizá un conjunto de ambas. O ninguna.
No sé quién soy. No sé qué hago ni qué quiero hacer. No sé nada, esa es la verdad. Y ya no me preocupa averiguar todas esas cosas.
el pasado está hecho de recuerdos, el presente se compone de instantes y el futuro nace de los sueños. Pues eso soy: recuerdos, instantes y sueños.
Han pasado casi tres años desde que regresé a ella. Desde que elegí quedarme. Tres años en los que aún no he logrado encontrar una vocación que defina lo que soy, y no me importa.
Sigo viviendo al día y no me preocupa lo más mínimo, porque mi vida es perfecta tal y como está. Sin necesidad de buscarle un sentido ni de esperar el momento. Este es perfecto. Y el que vendrá después. Y después. Porque ella es el momento. La chica que reconoció el amor y saltó. La chica que vivía en mis sueños y se hizo realidad.
Un segundo. Dos. Tres... Si tuviera que elegir un instante, me quedaría en este para siempre. Tengo todo lo que necesito: mar, estrellas y a ella. Sobre todo, a ella. Mi brújula. Mi ancla.
La beso. La miro a los ojos y la beso de nuevo. Con ansia, deseo y todo lo que no puedo expresar de otro modo.
Me costó tan poco quererla que a veces creo que llegué al mundo con todo este amor dentro. Por ella. Para ella. Porque la quiero de todas las formas posibles. Por dentro. Por fuera. Por partes y completa. Tan fácil. Tan bonito. Tan de verdad que a veces siento miedo y me pregunto si este sentimiento durará para siempre. Si algún día tomaremos direcciones diferentes. Y ese miedo me mata. Hasta que miro hacia arriba y aparece. Un pequeño punto en el cielo. Luego, otro. Otro más. Después, miles. Millo...
This highlight has been truncated due to consecutive passage length restrictions.

