—Tengo que preguntarlo —me susurró sin aliento—. ¿Hasta dónde quieres llegar? Sonreí sobre su boca. La lamí. Pensaba que era evidente. Desabroché el botón de sus pantalones y tiré hacia abajo. —Hasta donde me lleves. Me mordió el labio con suavidad y mis ganas se intensificaron. —Entonces... voy a llevarte jodidamente alto.

