—Lo que trasciende no siempre es la verdad, sino las historias que queremos creer. Las leyendas mienten. Pulen los defectos para contar una buena historia, o para instruirnos sobre nuestra conducta, o para asignar gloria a los vencedores y vergüenza a quienes fracasaron. Tal vez hubiera espartanos que encarnaran esos mitos. Tal vez. Pero la impronta que dejemos en el futuro no es tan importante como los actos que llevemos a cabo en el presente.