Y lo difícil no es acostarse con alguien. Lo difícil es despertarse con alguien al lado, ver que la vida ha vuelto a empezar, el sol ha vuelto a salir, hay que vivir otro día y alguien está en tu cama, sigue en tu cama, o sigues tú en la suya, o sigue siendo vuestra cama y no la tuya ni la suya, pero sí, la gran prueba es la hora en que despertamos juntos.