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July 30 - August 25, 2022
El
El evangelio de Jesucristo está destinado a ser la hermenéutica de tu vida, es decir, el medio por el que entiendes y das sentido a la vida.
muy a menudo, detrás del fracaso de un pastor hay una comunidad de liderazgo débil y fracasada.
¿Podría ser que la forma en que hemos estructurado el liderazgo de la iglesia local, la forma en que los líderes se relacionan entre sí, la manera en que formamos la descripción del trabajo de un líder y el estilo de vida diario de la comunidad de liderazgo puedan ser factores que contribuyan al fracaso pastoral?
¿Y podría ser que muchos de nuestros líderes no quieren realmente ser liderados, y muchos en nuestra comunidad de liderazgo no valoran la verdadera comunidad bíblica?
Quiero dirigir tu pensamiento hacia el carácter fundacional y el estilo de vida de una comunidad de liderazgo de una iglesia saludable.
Hemos visto que la lealtad, el poder y la división controlan las decisiones, en lugar de permitir que la sabiduría bíblica los guie.
La humildad significa ver a los compañeros líderes no tanto como instrumentos para alcanzar el éxito, sino para servir a quien los llamó. Significa estar más entusiasmado con el compromiso de tus compañeros líderes con Cristo que con su lealtad hacia ti.
Significa conocer a alguien a nivel de su corazón para poder predecir dónde puede traspasar los sabios límites de Dios.
La gracia significa que no estamos estancados en nuestro peor momento ni somos condenados por nuestra peor decisión.
Pero en esas situaciones bíblicas, cada uno fue restaurado a una posición de liderazgo espiritual.
cómo lo bueno, el éxito, puede convertirse en algo malo para el liderazgo cuando se ha convertido en algo dominante.
la ambición es un campo de batalla espiritual,
El agradecimiento a Dios por lo que había hecho había empezado a competir con el orgullo de los logros.
Cuando los pastores, predicadores y líderes humildes y apasionados por el evangelio se transforman con el tiempo en administradores o visionarios centrados en la institución, tienden a perder parte de su pasión por el evangelio, y la iglesia o el ministerio sufren como resultado.
El fracaso no es primero una cuestión de resultados; el fracaso es siempre primero una cuestión del corazón.
La Iglesia no está hecha para que los líderes o los que son guiados se sientan cómodos, sino para que sean personalmente transformados.
raras ocasiones se dejaron de lado estos líderes porque no lograron ciertas metas. Más bien, en la vida de un líder fracasado tras otro, el fracaso fue más una cuestión de carácter que de productividad. ¿La productividad del líder ha causado que no cuestiones la salud espiritual de tus líderes?
Nunca debemos quedarnos satisfechos con los logros, porque siempre hay más trabajo del evangelio por hacer.
Es el amor por Jesús lo que tiene el poder de aplastar el orgullo del líder. Es el amor por Jesús lo que enciende y protege nuestro amor mutuo. Es el amor por Jesús lo que convierte los logros del ministerio en una razón para adorar. Es el amor por Jesús lo que protege a un líder tanto del miedo al hombre como del miedo al fracaso.
El evangelio te humillará porque requiere que confieses que los mayores peligros de tu vida viven dentro de ti y no fuera de ti.
Desde la perspectiva del evangelio, la espera nunca es solo para obtener lo que has estado esperando, sino, más importante aún, sobre los buenos cambios en ti que Dios produce a través de la espera.
Debo aclarar que no hay que confundir el perdón con el permiso, en el que el mal se deja pasar. Cuando un líder responde de esa manera, no lo hace porque ama al que le hizo daño, sino porque se ama a sí mismo y no quiere pasar por la molestia de los momentos tensos e incómodos que podrían resultar si dice la verdad con amor.
Demasiados de nosotros perdonamos rápidamente en nosotros mismos lo que luchamos por perdonar en los demás.
El pecado nos tienta a pensar que sabemos más y que no necesitamos lo que Dios sabía que todos necesitaríamos.
¿Qué es el equilibrio? Es todo lo que está en su lugar correcto haciendo lo que se supone que debe hacer.
Nuestros corazones luchan por mantener las cosas en su sitio, así que no siempre pensamos, deseamos, vivimos, nos relacionamos, planeamos y decidimos con un sentido adecuado del equilibrio.
La idolatría es cuando la gloria de Dios el Creador se cambia por la gloria de la cosa creada.
nuestras vidas se desequilibran, no primero por las demandas de la descripción de nuestro trabajo o la multitud de oportunidades de ministerio que están ante nosotros, sino por la falta de equilibrio en nuestros corazones.
Mientras el pecado siga viviendo dentro de nosotros, el equilibrio será un tema para cada líder del ministerio y debería ser una consideración para cada comunidad de liderazgo.
solo cuando Dios tiene Su justo peso en nuestros corazones que todo lo demás tiene el peso apropiado.
¿Cómo es que una comunidad de liderazgo con base bíblica, comprometida con el evangelio y al servicio de Cristo no se mueve para confrontar amorosamente a un líder que ha cambiado, buscando rescatarlo de sí mismo y protegerlo de los falsos dioses del ministerio?
El liderazgo en la Iglesia de Jesucristo no es solo una batalla por la fidelidad teológica, la pureza del evangelio y la integridad metodológica; también es siempre una guerra por el corazón de cada líder.
Queridos hermanos, no se extrañen del fuego de la prueba que están soportando, como si fuera algo insólito. Al contrario, alégrense de tener parte en los sufrimientos de Cristo, para que también sea inmensa su alegría cuando se revele la gloria de Cristo (1 Ped. 4:12-13).
Más bien, mientras dure ese «hoy», anímense unos a otros cada día, para que ninguno de ustedes se endurezca por el engaño del pecado (Heb. 3:13).
1. Cada líder debe aceptar humildemente sus susceptibilidades y ser cada vez más consciente de ellas.
confesar dónde estamos siendo atacados y dónde tendemos a sucumbir.
El ministerio en sí mismo está lleno de tentaciones que juegan con las complicadas lealtades, deseos y motivaciones del corazón de cada líder.
Por lo tanto, necesitamos estudiar, discutir, y diseñar estrategias para protegernos de los artilugios particulares que Satanás puede usar para dañar la comunidad de liderazgo de la que somos parte o para destruir nuestra vida y ministerio o el de un compañero líder.
¿Qué es la Iglesia? Es un conjunto de personas inacabadas, que aún lidian con el egoísmo del pecado y la seducción de la tentación, viviendo en un mundo caído, donde hay engaño y disfunción por todas partes. No hay nada cómodo o fácil en ella. Es esperado que la Iglesia sea desordenada y caótica, porque el desorden tiene la intención de sacarnos de nuestra autosuficiencia y egoísmo para convertirnos en personas que realmente aman a Dios y a nuestro prójimo.
La gracia nos libera de esconder, defender, excusar o racionalizar cosas que no tienen cabida en el corazón y la vida de un siervo de Jesús.
La actitud humilde, amable y de servicio disminuye a medida que aumenta el conocimiento, el éxito y la prominencia. Lo escuchamos en la forma en que los líderes hablan de sí mismos y en la forma en que hablan y se relacionan con los demás.
La identidad del liderazgo del ministerio produce miedo y ansiedad y nunca producirá la humildad y la valentía que vienen con la identidad en Cristo.
La identidad de un líder del ministerio es un lugar de tentación y un campo de batalla espiritual y, tristemente, no siempre permanece constante.
la gracia que extendemos a los demás es siempre la gracia que también necesitamos nosotros mismos.
De dónde va a sacar la iglesia líderes maduros, si los líderes inmaduros huyen?
Dios ya nos ha dado a cada uno de nosotros todo lo que necesitamos para ser lo que se supone que debemos ser y hacer lo que se supone que debemos hacer aquí y ahora.