Proximidad, imposibilidad, renuncia. Eso puede pasar por un amor imperecedero. Y creo que esa sería la elección de mi abuela, una pasión peligrosa enaltecedora y abnegada, nunca satisfecha, nunca expuesta, para prolongarse una vida entera. No reconocida, tampoco, salvo quizá entonces, una o dos veces, bajo circunstancias impetuosas. «No debemos volver a hablar nunca de esto.»