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July 11 - November 20, 2025
menos un humano empezó a llorar mientras todavía estaba en el útero, lo que provocó respuestas escépticas por parte de sus corresponsales, que opinaban que el ruido habría sido un «gemido de las tripas, o del útero, o el efecto de… la imaginación femenina».6 «Fue raro el día, durante esas cinco semanas, que no llorase poco o mucho», insistió Derham, aunque continúa que el niño «desde que nació, se volvió muy callado».7
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Me pasé todo el verano rogando que a la actriz de la pequeña Alicia le pasara alguna calamidad, en vano.
el duelo que profesan a sus muertos. En 1999, Damimi, una elefanta en cautividad de setenta y dos años, «murió de pena» después de que su joven amiga elefanta falleciese al dar a luz. Según la BBC, «los empleados del zoo dijeron que derramó lágrimas sobre el cuerpo de su amiga y luego permaneció inmóvil en su cercado durante días».19 Finalmente murió de inanición.
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las madres lloran a su cría muerta durante días y que intentan devolverla a la vida acariciando y tocando el cadáver».20 La palabra más utilizada para describir el modo en que los elefantes examinan los huesos de otro elefante muerto cuando encuentran el cadáver es «reverencial».
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Ahora brotaron grandes lágrimas de sus ojos, que abrió y cerró con lentitud;
Mabra elephantophila, una especie de polilla que se encuentra en Tailandia, se alimenta de lágrimas de elefante.
Ha habido estaciones con tantas lágrimas que me he creído perdida. Loca.
una luna totalmente ajena al llanto.
«He soñado tanto contigo que mis brazos, habituados a cruzarse sobre mi pecho para
Cuando la cría murió, la madre se plantó ante el cuerpo y, moviendo sus manos arrugadas con elegancia animal, formó una y otra vez las palabras: Bebé, ven abrazo, bebé ven abrazo, con un dominio fluido del lenguaje del duelo.
Al enterarse de que una cuidadora embarazada había sufrido un aborto, la verdadera chimpancé, Washoe, dijo «llorar» con el lenguaje de los signos.
Cuando volvieron a la tierra, Aldrin ahogó sus penas en alcohol y en dos esposas. Las lágrimas se comportaron como manda la tradición y cayeron como lluvia sobre la tierra.
Prácticamente en cuanto se inventó el cine lanzaron un cohete al ojo de la Luna para provocar sus lágrimas. ***
¿Y cómo es posible que alguien que “se ha hartado de la luna” sepa de poesía?».43
composición de la Luna en 1902, los niños respondieron: Está hecha de trapos… o el hombre de dentro está relleno de trapos… es un cuadro con pintura amarilla… hecha de papel amarillo… plastilina… oro… plata… miel… algodón… una piedra de la suerte… un pastel de hielo… de muchas estrellas… aire… latón… una bandeja… un globo… nubes… una pelota… sebo… una lámpara de gas o un candil… de luz… de tierra… agua… tela… un puñado de astillas en una hoguera… leche… mantequilla… fieltro… rayo… hecha de personas muertas que unen sus manos en un círculo de luz… un plato resplandeciente colgado… agua y polvo
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Tratamos a los agonizantes como si hubiesen perdido la razón, como si fueran niñitos malcriados. Queremos que sean buenos. Los que agonizan piden por sus madres, pero es imposible encontrarlas, quizá hayan vuelto entre las flores.
pienso que lloro demasiado para ser una buena compañera, madre o persona, que hay algo en mí irremediablemente estropeado, que cualquier alivio —¡un día alegre!, ¡un poema!— es temporal
Días después, cuando ya haya parido y delire, al soltarme el pelo, seguirá mojado.
No disminuye el dolor, pero me da algo más a lo que agarrarme: la satisfacción de haber formado una descripción fiel.
Comprendo que yo no estoy llorando porque soy esa situación.
Margery Kempe,
Recobró la cordura gracias a una visita de Jesucristo vestido de seda púrpura —«¡como Prince!», dice Gabrielle—,
Cerramos los ojos, solas, e intentamos vernos no a nosotras mismas, sino la una a la otra.
A veces me parece que tengo más páginas que alientos.
«¿Qué cosa oscura me has hecho?», preguntaba un poema. «No lo bastante oscura».53
Es una canción que mi cuerpo conoce muy bien.
no sé si la canción viene de dentro o de fuera, si la evocan estructuras del mundo o estructuras de mi sangre. Ambas, ninguna, todas. Es una canción de poquísimas palabras. Dos verbos, presente e infinitivo. Ahí los guardo, sin conjugar.
«La luna no es una puerta. Es una cara por derecho propio».
Las borro, las tacho con un beso.
Dejamos el agua y empezamos a llorar por el hogar que habíamos abandonado.
El blanco cuerpo de un hombre acunado en los brazos de las olas, también es muy pequeño.78
me invitó a unirme a ellas, pero negué con un gesto. No podíamos llorar todas, razoné.
turnándose educadamente en la práctica de llorar bien hasta que ninguno de los dos puede seguir manteniendo la compostura y llenan de risas el aire marino. ***

