Cada ráfaga de viento levantaba una ventisca de pétalos de color rosa pálido que se arremolinaban. Yo estaba tan feliz que rompía a reír cuando nos caía un chaparrón de pétalos encima. Y cada vez que me reía, me caían las lágrimas como la lluvia. No creía que los días como aquel fueran a volver.

