El concepto de familia nos lo han querido vender en el mejor de los envoltorios, y por eso la mayoría termina aceptándolo como un regalo. Para mí es todo lo contrario. No hay institución más siniestra que la familia. Un cúmulo de rémoras pugnando por sobrevivir, aunque sea a costa de alguno de sus integrantes. Siempre es así, siempre hay algún sacrificado.