Parece que tales diferencias individuales se deben no al comportamiento autónomo del tumor, sino a factores del ambiente interno del cuerpo que inhiben el crecimiento del cáncer o, por el contrario, lo estimulan. Ese ambiente interno se ve profundamente afectado por los estresores que actúan sobre las vidas de las personas y también por la manera en que cada individuo se enfrenta a ellos.