Diego Barragán Guerrero

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Como especie, los seres humanos no evolucionaron como criaturas solitarias, sino como animales sociales cuya supervivencia dependía de poderosas conexiones emocionales con la familia y la tribu. Las conexiones sociales y emocionales son una parte esencial de nuestra composición neurológica y química. Esto lo sabemos todos por los grandes cambios fisiológicos cotidianos que experimentamos en nuestros cuerpos según interactuamos con otros.
Cuando el cuerpo dice NO: La conexión entre el estrés y la enfermedad
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