La represión de la ira incrementa el riesgo de cáncer por la sencilla razón de que magnifica la exposición al estrés psicológico. Si las personas no son capaces de reconocer una intrusión, o son incapaces de autoafirmarse incluso cuando sí pueden reconocer dicha intrusión, es probable que experimenten repetidamente daños causados por el estrés.