La represión de la ira no es un rasgo emocional abstracto que conduzca misteriosamente a la enfermedad, sino que se trata de uno de los mayores factores de riesgo, porque incrementa el estrés fisiológico sobre el organismo. No actúa en solitario, sino en compañía de otros factores de riesgo, como la desesperanza y la falta de apoyo social. La persona que no siente o expresa emociones «negativas» está aislada incluso cuando se encuentra rodeada de amigos, porque su vida real resulta invisible.