Las relaciones futuras emplearán como modelo los circuitos nerviosos asentados en nuestras relaciones con nuestros primeros cuidadores. Nos entenderemos a nosotros mismos de la misma manera que nos hemos sentido entendidos, nos querremos de la misma manera que hemos percibido amor a los niveles inconscientes más profundos, nos cuidaremos con la misma compasión que percibimos en nuestro interior durante la primera infancia. La alteración de las relaciones de apego en la infancia puede tener consecuencias a largo plazo en el aparato de respuesta al estrés del cerebro y en el sistema inmunitario.