Selye descubrió que la biología del estrés afectaba predominantemente a tres tipos de tejidos u órganos corporales: en el sistema hormonal se producían cambios en las glándulas suprarrenales; en el sistema inmunitario, el estrés afectaba al bazo, el timo y las glándulas linfáticas; por último, comprobó que se producían alteraciones también en el revestimiento intestinal del sistema digestivo.