—No sabe que me he sentado con vosotras —dice Lydia de golpe. Se limpia la boca delicadamente con la servilleta y bebe un sorbo de la botella de agua—. Estoy aquí porque me quería disculpar por lo del viernes. —Pero tú no hiciste nada —le contesto asombrada. —Mis amigos y yo metimos la pata —dice negando con la cabeza.

