La búsqueda pueril del olvido, la llamada de la satisfacción ya no tienen eco. Pero la tensión constante que mantiene al hombre frente al mundo, el delirio ordenado que lo induce a acogerlo todo le dejan otra fiebre. En este universo, la obra es entonces la única posibilidad de mantener la conciencia y de fijar sus aventuras. Crear es vivir dos veces.